CIUDAD DE MÉXICO, 2 de mayo.- Tras 12 días de haber tomado la Torre de Rectoría de la UNAM, los jóvenes encapuchados de-socuparon la mañana de ayer el edificio de gobierno, no sin antes anunciar que finalmente ambas partes acordaron una mesa de diálogo para el 9 de mayo a las 13:00 horas.
A los primeros rayos del sol, uno de los 14 jóvenes que liberaron las instalaciones universitarias se acercó a la barricada que colocaron en la entrada principal y en ese momento confirmó lo que tanto esperaba la comunidad universitaria… abandonarían el edificio de gobierno de la Universidad Nacional, pero antes emitirían un pronunciamiento.
En medio de la oscuridad que se agudiza justo cuando se acerca el amanecer, los activistas dejaron ver que la desocupación sería en las primeras horas de ayer. Durante la negrura de la madrugada, algunos de los encapuchados prácticamente huyeron, aprovechando que su atuendo sirvió de camuflaje para salir del edificio de Rectoría y bajar las escaleras para perderse rumbo a la zona de las islas.
Mientras, dos vigías, envueltos en cobijas y sentados en medio de la explanada, mantuvieron custodiados a los activistas que aún permanecían dentro y que serían los que liberarían la Torre a las 8:20 horas.
Las casas de campaña que días antes fueron instaladas en apoyo a los jóvenes que violentaron las instalaciones sirvieron de señuelo para aparentar que no había ningún movimiento que revelara la decisión de irse y que tomaron después de medianoche cuando recibieron una nueva propuesta por parte del abogado general de la UNAM, Luis Raúl González Pérez.
Detrás de esa torre de 13 pisos, la luz naranja del sol se asomaba y fue hasta ese instante que el campamento instalado en apoyo a los activistas el pasado 24 de abril en las afueras del edificio mostró que ya estaba vacío y que los centinelas de la madrugada eran jóvenes que sólo esperaban esa señal para permitir que los medios de comunicación se acercaran, sin rebasar la barricada que fue reforzada el domingo con una reja de acero y una escalera de madera que parecía tener clavos estratégicos para no recargarse.
Después de las 7:15 horas, tres jóvenes saltaron la reja que llevaba a la guarida que diseñaron y da paso a la entrada principal, quitaron mantas y echaron en una bolsa algo de basura que generaron en esos 12 días.
La respuesta a la liberación fue un sí. Desocuparían el edificio y emitirían un mensaje antes de su salida. Una hora después, el anuncio se hizo realidad, 14 jóvenes brincaron la reja dejando sólo a la vista apenas el inicio de sus párpados y debajo de los ojos, además de cargar sus cobijas enrolladas junto con mochilas y uno que otro sleeping.
Luego, una de las mujeres embozadas leyó la misiva que recibieron a medianoche por parte del abogado general de la Universidad Nacional, donde la oferta consistió en crear una comisión para organizar una mesa de diálogo para el 9 de mayo a las 13:00 horas, además de que los expulsados de CCH podrán interponer un recurso de revisión de sus casos en el Tribunal Universitario, así como usar los recursos legales ante el Poder Judicial por las denuncias penales que hizo la casa de estudios ante el Ministerio Público.
La propuesta de la UNAM estableció que “no está por demás señalar que las personas que fueron motivo de sanción por parte del Tribunal Universitario tienen garantizados sus derechos para interponer los recursos que la legislación universitaria prevé, así como otros recursos legales ante los tribunales del Poder Judicial de la Federación”.
La respuesta de los embozados fue positiva. Dijeron que al haber un acuerdo de diálogo, determinaron liberar el edificio, aclarando que ese acto violento tiene una demanda justa, porque la expulsión de los alumnos del CCH Naucalpan tiene fines políticos.
“Hoy que hay un acuerdo por ambas partes, hemos decidido desalojar las instalaciones como muestra de disposición para resolver este conflicto y para evitar la polarización de la comunidad universitaria, haciendo hincapié en que nuestras demandas son legítimas y responden a una problemática que inicia con la privatización y tecnificación de la educación”, aseguraron al emitir el pronunciamiento.
Antes de salir, los jóvenes afirmaron que la toma del edificio no fue por la expulsión de los alumnos del CCH Naucalpan, sino por la imposición de una reforma educativa en estos planteles, y por tanto “invitamos a la comunidad universitaria a sumarse a esta lucha en defensa de la educación pública y gratuita. Recordamos que esta no es una lucha aislada y agradecemos el apoyo brindado por parte de la comunidad; recalcamos que siempre vimos en el diálogo la solución al conflicto dentro y fuera de la Universidad, es por ello que siempre estuvimos abiertos a esta posibilidad”.
Al terminar de leer su mensaje, lanzaron un Goya, seguido de consignas que acompañaron su salida, al tiempo que personal de servicios generales de la UNAM ingresó a inspeccionar la situación del inmueble.
Más tarde, empleados de limpieza asearon la entrada, borraron pintas en los vidrios, así como en paredes; sacaron bolsas de basura y antes del mediodía los dos vidrios rotos ya habían sido repuestos.
La operación limpieza fue exprés. El rector de la UNAM, José Narro Robles, daría un mensaje a las 13:00 horas y había que quitar cualquier rastro de lo que dejaron 12 días de ocupación de aquel violento 19 de abril.
“Hablaremos sólo con universitarios”
El rector de la UNAM llama a que prevalezcan el debate, argumentos e información.
El rector de la UNAM, José Narro Robles, afirmó que sí habrá diálogo con los jóvenes que tomaron la torre de Rectoría, pero será con estudiantes que muestren sus rostros, que tengan argumentos para un debate con prudencia, inteligencia y uso de la razón.
“Si lo que se ha pedido es diálogo, diálogo tiene que haber, pero un diálogo de universitarios, un diálogo entre gente identificada, un diálogo donde prevalezca el argumento, la información y el más amplio debate al respecto de los asuntos que preocupan en este caso respecto del plan de estudios del CCH”, aseveró.
Al fijar una posición sobre el conflicto del Colegio de Ciencias y Humanidades y la ocupación del edificio de gobierno, admitió que la Universidad Nacional resultó dañada en su patrimonio, en su imagen y en los servicios que presta a la sociedad; sin embargo, pidió a la comunidad universitaria tomarlo como una lección, de la que deben aprender mucho para salir adelante y sanar el daño a la imagen de esta casa de estudios.
Luego de 12 días de que el rector no pudo ingresar a su despacho, manifestó que estas casi dos semanas fueron complejas y de “sentimientos contrastantes”, pues por un lado, la Rectoría volverá a la normalidad, aunque no puede borrarse de inmediato la tristeza entre estudiantes y alumnos por los acontecimientos registrados y los hechos de los que ya tomaron nota.
Y aunque las autoridades tienen registro de los actos vandálicos ocasionados al edificio, así como identificados a quienes los cometieron, Narro Robles omitió esclarecer si aplicarán sanciones universitarias a quienes se introdujeron a la fuerza el pasado 19 de abril y si continuará el proceso de las acciones penales.
En su mensaje nunca señaló si se aplicará la ley contra los jóvenes que tomaron el edificio sede de la Universidad Nacional, a fin de que no queden impunes los actos violentos, y sólo recordó que tras el día de la ocupación por parte de los embozados, se actuó conforme al orden jurídico, al presentar las denuncias ante el Ministerio Público.
“En ningún momento se ha tratado de judicializar y menos de criminalizar la protesta, que por supuesto lo que las autoridades universitarias, el rector, la Rectoría a mi cargo, hemos hecho, es denunciar la violencia, es exigir con firmeza y con respeto la reintegración de las instalaciones, la desocupación de la Torre, y sancionar a quienes cometieron previamente —a cualquier planteamiento de orden académico— conductas que son impropias, inadecuadas de un universitario”, enfatizó.
Reiteró que quienes recurren a la violencia para ser escuchados, “se equivocan y transmiten una imagen que no es de ninguna manera la que siempre han expresado y mantenido los integrantes de esta universidad”.
En un breve pronunciamiento, aclaró que ante la valoración completa de los hechos y afectaciones, no habría espacio para preguntas por parte de los medios de comunicación y enfatizó que el uso de la fuerza para tomar el edificio de la Rectoría “no podemos ignorarlo, no podemos hacer como que no se hubiera registrado”, porque dañaron la integridad de los universitarios, pero servirán como lecciones, para “aprender incluso de nuestros problemas”.
Al congratularse de que los embozados desocuparan el edificio, subrayó que “todos tenemos que aprender de lo que ha acontecido (…) y todos debemos trabajar para fortalecer la unidad de nuestra comunidad”, además de que él rendirá cuentas a la comunidad de los hechos ocurridos.
Para los universitarios y para una sociedad civilizada que se precie de serlo, la violencia es la antítesis de los valores que se cultivan en esta casa de estudios. Los hechos demuestran que la inteligencia y la prudencia, son formas y mecanismos que tienen que actuar ante la cerrazón y la intransigencia, añadió.
Sobre los hechos, Raúl Carrancá y Rivas, catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM, calificó de grave el que las autoridades federales no hayan actuado contra los encapuchados.
En entrevista con Ricardo Alemán para Grupo Imagen Multimedia, explicó que de acuerdo con el artículo federal 123 de Procedimientos Penales, la autoridad ministerial, en cuanto tenga conocimiento de algún delito, tiene la obligación de dictar todas las medidas y providencias necesarias para el auxilio de las víctimas.





















